Fuente: http://realfoodig.com/queescomidareal/
Por todo ello, nace el movimiento Realfooding, para la defensa y divulgación de la comida real, la comida de verdad. Para la lucha contra el entorno obesogénico y la epidemia de ultraprocesados. El objetivo es mejorar la salud de la población a través de la alimentación.
LA NUEVA CLASIFICACIÓN DE LA ALIMENTACIÓN
Podemos clasificar la alimentación en tres grandes grupos.
1º Grupo: La comida real.
Comida Real son todos aquellos alimentos mínimamente procesados o cuyo procesamiento industrial o artesanal no haya empeorado la calidad de la composición o interferido negativamente en sus propiedades saludables presentes de manera natural.
Este es el grupo principal, es el que hay que comer en nuestro día a día.
- Verduras y hortalizas
- Frutas
- Frutos secos y semillas
- Tubérculos y raíces
- Legumbres
- Pescados y mariscos
- Huevos
- Carnes
- Cereales integrales
- Aceites vírgenes
- Lácteos de calidad
- Café, cacao e infusiones
- Hierbas y especias
2º Grupo: Los buenos procesados.
La comida real incluye a los buenos procesados. Estos son alimentos reales con un procesamiento industrial o artesanal beneficioso o inocuo para la calidad del alimento con respecto a sus propiedades saludables. En este segundo grupo encontraríamos los alimentos considerados de segunda gama (alimentos reales en conservas y semiconservas), tercera gama (alimentos reales congelados/ultracongelados), cuarta gama (alimentos reales envasados en atmósferas modificadas), quinta gama (platos de alimentos reales ya cocinados y envasados al vacío) y muchos otros más, el único requisito: toda aplicación en el procesamiento no debe interferir disminuyendo la calidad de los mismos, sino dejándola igual, aumentándola o si la disminuye que sea mínimamente. Se trata de poner el foco en la calidad de la comida.
3º Grupo: Los ultraprocesados.
Son alimentos que han sufrido un procesamientos donde se les añade, retira, mezcla, texturiza, etc. una serie de ingredientes de baja calidad y/o donde el propio procesamiento disminuye su calidad. Esta peor calidad se traduce en un producto que se vende como alimento, pero que fisiológicamente en nuestro organismo tiene efectos perjudiciales en menor o mayor medida.
Según la RAE, el significado de “alimento” es: “Conjunto de sustancias que los seres vivos comen o beben para subsistir”. El problema es que hoy en día existen muchísimos alimentos que, si bien pueden darnos sustento energético, también nos malnutren y perjudican a corto, medio y largo plazo por la pésima calidad de los ingredientes que lo componen. Por esa razón prefiero evitar llamarles “alimento” y me refiero a ellos como “productos”.
Grupos de ultraprocesados:
- Refrescos
- Bebidas energéticas
- Zumos envasados
- Lácteos azucarados
- Bollería
- Pan blanco
- Carnes procesadas
- Pizzas comerciales
- Galletas
- Cereales refinados y barritas
- Precocinados
- Patatas fritas
- Dulces y helados
- Productos dietéticos
- Salsas comerciales
Los productos ultraprocesados hay que evitarlos porque:
- Son insanos. Son ricos en azúcares añadidos, grasas refinadas, sal y/o aditivos.
- Son artificialmente densos en calorías por cada ración del producto.
- Son pobres en nutrientes, como fibra, fitoquímicos, minerales, etc.
- Son hiper-palatables. Inhiben nuestros mecanismos naturales de saciedad.
- Desplazan y sustituyen el consumo de alimentos reales.
- Tienen una mayor disponibilidad en nuestro entorno que los alimentos reales.
- Tienen una mayor publicidad y marketing que los alimentos reales.
¿POR QUÉ REALFOODING? POR ESTAS 7 RAZONES:
1- LA POBLACIÓN MUERE POR CULPA DE LO QUE COME.
Nos enfrentamos a una epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles como el sobrepeso, obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades autoinmunes, etc. En España más de 20 millones de personas padecen enfermedad crónica y suponen la principal razón de morbilidad y mortalidad total. Todas son de origen multifactorial, sin embargo, en mi opinión todas tienen algo en común que contribuye a la causa: el consumo de productos ultraprocesados.
Además, el gasto sanitario que generan estas enfermedades suponen la principal carga económica de la mayoría de los gobiernos. Esto supone un gran coste de oportunidad, dado que gran parte de esos recursos económicos podrían destinarse a otras necesidades sociales. Los productos altamente procesados generan más pobreza que riqueza en nuestra sociedad y son comparables al daño que generan las guerras o el tabaco.
Los factores más decisivos en nuestra salud y nuestro bienestar son las elecciones que hacemos en nuestra vida cotidiana. Comer comida real no es un gasto, es una inversión a largo plazo donde tu salud te lo devolverá.
2- PARA ESTAR SALUDABLE: COME COMIDA REAL
El denominador común de todos los patrones dietéticos saludables es la comida real. Nuestro planeta Tierra es grande y diverso, las diferentes zonas geográficas con diferentes culturas han generado múltiples patrones de alimentación saludable. El problema ha llegado cuando hemos empezado a comer todos lo mismo con la globalización de los productos procesados.
¿Cuál es la mejor dieta? La que combine estos dos pilares fundamentales: adherencia y comida real. Siempre habrá defensores y detractores de la dieta vegetariana, mediterránea, paleolítica, baja en carbohidratos y demás patrones dietéticos. Cada uno intentará convencernos de que su modelo es el mejor. Cada uno puede basarse en diferentes frecuencias de grupos de alimentos, con diferentes cantidades de macronutrientes, sin embargo, lo que no pueden negar es que todos y cada uno se basan en alimentos reales y tradicionales, mínimamente procesados, los cuales se consumen con buena adherencia.
3- LA COMIDA REAL NO SE ENFOCA EN CALORÍAS O NUTRIENTES, SINO EN ALIMENTOS
La Organización Mundial de la Salud y numerosas guías y directrices en nutrición se han estado centrando durante décadas en las calorías y nutrientes de los alimentos. El problema es que con ello han dado vía libre a que productos procesados se cuelen entre estas recomendaciones, sean promovidos por profesionales sanitarios y utilizados por el marketing alimentario.
La industria alimentaria se centró en culpabilizar a las grasas para poder recomendar productos procesados bajos en grasas, pero ricos en azúcares. Ahora quiere hacer lo mismo con las calorías. Para ello financia a científicos, sociedades y profesionales para que divulguen la creencia de que la clave está en el balance energético, donde un balance positivo es el culpable del exceso de peso y, por tanto, responsabiliza a la población de que “comen mucho y hacen poco ejercicio”.
Un mal balance energético no es la causa del problema, sino la consecuencia. Las calorías simplemente son una unidad de medida válido para un sistema matemático, pero no para sistemas biológicos que integran nuestro organismo. No podemos justificar el consumo de productos procesados en base a sus calorías o a la actividad física de la población, por la razón de que sus efectos perjudiciales van más allá de las propias calorías. Los productos procesados tienen componentes que afectan a nivel hormonal, metabólico, digestivo, neurobiológico, microbiota y un largo etcétera diferente a los alimentos reales. No hay que comer menos y hacer más ejercicio, hay que comer mejor y hacer mejor ejercicio.
Por eso al balance energético lo llamo balance patético y divulgo sus carencias y limitaciones con el hashtag #BalancePatético.
4- LA COMIDA REAL SE COCINA.
La preparación y cocinado junto con los métodos de cultivo y conservación de alimentos, han contribuido a la supervivencia, evolución y adaptación de nuestra especie. Gran parte del crecimiento y desarrollo de nuestra civilización se lo debemos a cómo hemos obtenido, conservado y procesado nuestros alimentos. Sin embargo, hoy hemos experimentado un cambio rápido en la manera en la que procesamos nuestra comida, convirtiéndola en causa de nuestra principal morbilidad y mortalidad. La educación alimentaria, tradicionalmente a cargo de la familia, se está perdiendo en las presentes generaciones. La población no sabe qué es un alimento real ni cómo cocinarlo.
Por otro lado, la mayoría de las personas entienden “hacer dieta” como un drama, un sufrimiento, una condena. Si bien es cierto que el cambio de hábitos tiene un proceso adaptativo y precisa de tiempo, comer comida real no debe ser un castigo o un aburrimiento. Para no caer en la monotonía, debemos alejarnos de modelos dietéticos que sean muy estrictos o restrictivos puesto que la adherencia a largo plazo se dificultará. Utilizar la variedad de alimentos reales en combinación de buenos procedimientos culinarios nos permite poder mantener el estilo de vida basado en comida real a largo plazo y lo mejor…¡disfrutando de la comida!
5- MÁS MERCADO Y MENOS SUPERMERCADO.
La comida real no está “enriquecida en” o se anuncia “rica en”, “baja en”, “light”, “desnatado” ¿por qué? Porque no lo necesita. Hay que aprender a leer etiquetas para detectar los buenos procesados, sin embargo, la comida real no lleva etiqueta, o por lo menos no con grandes listas de ingredientes. Promover la compra de alimentos en el mercado de abastos de tu localidad, garantiza una alimentación menos procesada, más saludable, más sostenible y beneficiosa con la economía alimentaria de tu zona.
La reformulación de alimentos procesados insanos en su variante adaptada “más saludable” todavía siguen siendo perjudicial. El mensaje no debe ser comer alimentos procesados con menos azúcar, con más omega 3 o con menos sal, dado que, el alimento real es más que la suma de sus nutrientes, es la matriz en la que vienen y las interacciones entre ellos y nuestro organismo.
No obstante, no estoy en contra de la industria alimentaria o de los supermercados. Gracias a la industria podemos tener alimentos con mejor conservación y duración (ej.: lata de sardinas, legumbres en bote), con buenas medidas de higiene y seguridad alimentaria (menos casos de intoxicaciones alimentarias), nuevos alimentos con un procesamiento que aumenta su calidad nutricional (ej.: Aceite de oliva virgen extra, aceite virgen de coco, etc.), alimentos que sean más fáciles de preparar y consumir (ej.: vegetales cortados, limpios y listos para servir), etc. ¡Los buenos procesados son también comida real!
6- LA COMIDA REAL NO TIENE CONFLICTOS DE INTERESES.
Pocos famosos, cantantes, futbolistas y en general, personajes con alto poder de influencia en la sociedad, promocionan la comida real ¿por qué? porque no hay dinero de por medio. La industria alimentaria gasta mucho dinero en promocionar productos procesados por todos los medios y jamás será comparable al dinero invertido por políticas públicas de fomento de comida real. Es comprensible, al fin y al cabo, son empresas cuyo objetivo no es la salud de la población sino los ingresos económicos.
Pero lo indignante es la compra de profesionales sanitarios, de sociedades científicas, de docentes o consensos de expertos, que son influenciados por este lobby de los procesados a recomendar estos productos a la población de forma directa o indirecta. Utilizan su imagen, su posición o su cargo para tergiversar una información corrompida por el dinero. Por ello, desde Dietética Sin Patrocinadores iniciamos hace unos años una cruzada en contra de los conflictos de interés en nutrición, porque sabemos la importancia que tiene para la salud de la población. Los que me conocéis por redes sociales sabéis que no doy tregua en este aspecto y os animo a que vosotros también denunciéis. Os dejo en los tuits los casos más escandalosos.
7- LOS PRODUCTOS ULTRAPROCESADOS SON MALOS PARA LA SALUD.
Sí existen alimentos buenos y malos. Los productos ultra-procesados no deben recomendarse ni “con moderación” ni “dentro de una dieta equilibrada”. Las guías oficiales, los medios de comunicación y las facultades de nutrición nos han convencido de que “no hay alimentos malos ni buenos”. Los conflictos de intereses influyen en que se perpetúe esta idea, ya que así se disminuye la percepción de peligro de los productos procesados y sale ganando la industria alimentaria con mayores ventas.
Sin embargo, cuando comparamos los efectos en la salud de los productos procesados versus comida real, la literatura científica sí nos muestra claras diferencias significativas. Uno de los mejores estudios epidemiológicos en nutrición realizados hasta la fecha, el estudio EPIC (estudio), reveló que tan solo 150 kcal al día procedentes de bebidas azucaradas se asoció con un incremento sustancial en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Por el contrario, el mayor ensayo aleatorizado sobre dieta y salud, el estudio PREDIMED (estudio), reveló que el consumo de un puñado de frutos secos o cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen extra al día (aproximadamente 500 calorías) redujo significativamente el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
Dadas las diferencias del efecto en nuestra salud ¿estamos mintiendo al decir que unos son buenos y otros son malos? Está claro que no. En mi opinión, una buena y efectiva educación alimentaria pasa por dejar claro cuáles son los buenos y cuáles son los malos. Necesitamos llegar con impacto a una sociedad dormida, gracias a proyectos como el de SinAzúcar.org se consigue la repercusión que necesita este mensaje. A los que criticamos con dureza a los productos procesados nos seguirán llamando “talibanes de la nutrición” pero valdrá la pena si conseguimos despertar a la población.